“Hisao Tanaka, CEO de Toshiba, describió el escándalo financiero como el evento más perjudicial en los 140 años de historia de la empresa. El descubrimiento de un maquillaje contable en 2015, que infló las ganancias operativas durante siete años, marcó el comienzo de una crisis sin precedentes. Este incidente provocó la renuncia de Tanaka y otros líderes, llevando a Toshiba a una debacle pública que impactó severamente su reputación y valor en bolsa.

El gigante japonés, conocido por su ingenio tecnológico, se vio sumido en dificultades crecientes. A pesar de su posición destacada en la industria de la energía, la electrónica y los semiconductores (incluyendo la invención de la memoria flash), la gestión deficiente erosionó su prestigio. La desaparición de Toshiba del ranking de empresas japonesas fue un golpe simbólico.

La compañía intentó recuperarse vendiendo divisiones como los sensores de imagen y los PCs, pero enfrentó nuevos desafíos con la adquisición de Westinghouse, que se declaró en bancarrota, amenazando con arrastrar a Toshiba a un colapso financiero.

A pesar de esfuerzos posteriores para reestructurarse, incluyendo la venta de parte de su negocio de semiconductores y otros activos, Toshiba continuó enfrentando irregularidades contables y conflictos con accionistas. La empresa se vio obligada a considerar ofertas de compra, finalmente aceptando una oferta pública de adquisición (OPA) por 14.500 millones de dólares en 2022.

Este acuerdo llevó a Toshiba a dejar de cotizar en bolsa, culminando así su larga historia como una empresa con nuevos propietarios. Esta transición plantea incógnitas sobre su rumbo estratégico a largo plazo y cómo la empresa se redefinirá bajo su nueva dirección.”